miércoles, 7 de febrero de 2018

antequera y el torcal



Es inútil que el viajero trate de llegar a Antequera en tren. Las obras del Ave a Granada han cerrado su estación. La llamada estación Antequera-Santa Ana está muy lejos de la población y a las 9 de la mañana sale el último autobús lanzadera hacia ella; por lo que sería necesario el uso de alguno de esos coches blancos con forma de buitre en cuyo interior se te harían propuestas indecentes para visitar el Torcal.

Si inicias tu camino en la Real Colegiata de San Sebastián, con su angelote de latón dorado en la cumbre de la torre y los leones gatitos sujetando la tumba del primer alcalde, en la oficina de información que hay enfrente, te recomendarán una posible visita sobre un plano y te ofrecerán alguna opción para visitar el conjunto de dólmenes y el Torcal.

Toda la población está plagada de capillas, iglesias y conventos, quedando de los árabes la fortaleza que defendía la frontera norte del Reino de Granada y la puerta de Granada con el característico arco de herradura. En un polígono industrial hay una concentración peculiar de dólmenes con unas vistas a la vega y las montañas que la rodean, especialmente la Peña de los Enamorados, por las que uno puede entender cierto afán por trascender. Cualquier explicación religiosa es suposición. Han sido utilizados como cuevas y viviendas provisionales hasta hoy, y ni se sabe lo que corresponde a cada época.

A la belleza de las rocas formadas en el fondo del mar que ahora emergen en El Torcal, hay que añadir hoy la de la niebla que a veces deja entrar el sol, y el efecto mágico de la cencellada que hace que la vegetación blanca brille como de cristal. Aunque el paseo es duro, pues estamos bajo cero, lo que vemos es impresionante.

Aunque te recomiende un grupo de jubilados el restaurante José Luis, detrás de la Ilesia de San Agustín, no les hagas caso. Los guisos saben a tocino rancio y el pescado es congelado. Te resultará difícil encontrar una cefetería agradable donde resguardarte del horrible frío que aquí hace (la muralla del Torcal frena la dulzura del mar). Huye. Ve a la estación y saca un billete para la otra estación. A las 18:07h. vendrá un autobús que te llevará. Pero solo cuando estés llegando a Málaga, empezarás a sentirte bien.

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