sábado, 9 de septiembre de 2017

salobreña desde la playa de la guardia



Agarrado a un gran peñón junto al mar, cuyo lado que mira a éste está cortado violentamente, está este pueblo blanco de estrechas callejuelas árabes lleno de plantas y flores, rodeado de cañaverales, que poco a poco están siendo esquilmados para crear nuevas urbanizaciones y explotaciones agrícolas. Entre Almuñécar y Motril y modelado por el río Guadalfeo, el peñón parece que fue una isla en el Neolítico y la vega fértil que lo rodea era una bahía. Ahora es tierra fértil traída del río y sedimentada. Los fenicios crearon aquí una factoría metalúrgica en el siglo VIII antes de Cristo, la Selambina, que en el siglo IV, con la ocupación romana, se llamaría Segalvina. En la época nazarí, en el siglo XIV, fue una Madina, de la que dependían diversas alquerías, cuyo cultivo principal era la caña de azúcar (dado su clima subtropical, con unas temperaturas en invierno de 12 a 24 grados), y también el comino, el plátano y algunas legumbres. Los Reyes Católicos lo conquistaron a través de Francisco Rodríguez de Madrid en 1489 (ellos llevarían su caña de azúcar a América en el segundo viaje de Colón). La ciudad quedó despoblada con la expulsión de los moriscos, que siguieron ocupando las alquerías. En el siglo XVI la industria del azúcar aún era importante, hasta que en el XVIII fue sustituida por el algodón. En el XIX resurge la caña de azúcar, que se procesa según los adelantos de los ingenios cubanos. En unos terrenos de La Caleta de Salobreña, junto al mar, Don Joaquín Agrela Moreno construye la fábrica Nuestra Señora del Rosario, cuyo edificio aún se mantiene en pie. La expansión del pueblo, ya en el siglo XX, supone la destrucción de su muralla. El boom turístico de los sesenta, no afectó demasiado su fisonomía, solo su expansión hacia La Cañada. Es en los años 80 cuando se empiezan a crear las urbanizaciones de la playa del Molino y su aumento de población hasta los más de 10.000 habitantes actuales.

En el dibujo se ve Salobreña desde la playa, mostrando su cara cortada verticalmente y con el castillo agarrado en su costado izquierdo. Es un castillo fruto de multitud de transformaciones desde una primera fortaleza del siglo X. Sus funciones siempre fueron de defensa militar; pero en el periodo nazarí fue también palacio y prisión real. Abajo está la vega formada por los sedimentos del Guadalfeo, que va hacia la izquierda, donde empezamos a ver las residencias veraniegas y urbanizaciones de La Caleta, una pedanía de Salobreña, subiendo por la montaña.

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