miércoles, 8 de febrero de 2017

cuatro (o cinco) gestos para ser feliz

Existen algunos rituales con los que amplificar ese sentimiento subjetivo de bienestar que llamamos felicidad. Ahora tenemos argumentos amparados por la neurociencia. El neurocientífico e investigador Alex Korb aborda la depresión desde la neurología aplicada a la vida cotidiana, una perspectiva muy diferente de la que estamos acostumbrados. Su teoría parte de todos esos entresijos e intercambios químicos que tienen lugar entre neuronas y neurotransmisores y que a los demás nos suenan demasiado científicos como para asimilarlos tan fácilmente. Pero el propósito de este profesor de la Universidad de California (UCLA), en EE UU, es el de hacernos entender cómo, con pequeños cambios, podemos influir en nuestro estado de ánimo. El autor habla de crear una “espiral ascendente” con la que ir generando cambios positivos que nos alejen de esa actitud negativa que nosotros producimos y que nos conduce hacia la tristeza y el malestar. Para conseguirlo, Korb relaciona cuatro rituales:

1. Hacer una lista de cosas por las que nos sentimos agradecidos. 

Consigue aumentar la densidad de las neuronas y la inteligencia emocional, lo cual ayuda a mejorar las relaciones personales; e incrementa la presencia y actividad de la serotonina y de la dopamina –sustancias involucradas tanto en la motivación como en la sensación de placer y felicidad– en los centros de recompensa del cerebro.


2. Identificar las emociones. 

Dar nombre, incluso etiquetar lo que sentimos, ayuda mucho más que reprimirse o disimular fingiendo que nada sucede. Verbalizar las inquietudes mediante categorías o metáforas produce unos cambios mucho más significativos en nuestro cerebro: “Reconocerlas conscientemente reduce su impacto”, explica Kevin N. Ochsner, neurocientífico de la Universidad de Columbia.

3. Tomar decisiones. 

Cuando decidimos algo, cerramos un episodio angustioso de incertidumbres y miedo al posible fracaso vinculado a la opción que vayamos a tomar. Como bien ha indicado el eminente profesor de Psicología Positiva de Harvard Tal Ben-Shahar, “la perfección es la enemiga de la felicidad”. Bastará con tomar decisiones lo suficientemente buenas.

4. Abrazar sin pudor. 

Con lo que secretaremos hormonas implicadas en combatir el dolor, como la oxitocina. El contacto físico con otras personas es más importante de lo que podamos pensar. Un abrazo largo y sentido nos dará sensación de bienestar y nos hará sentir queridos y a salvo, en parte por la liberación de endorfinas y dopamina. Pero además, ayuda a mejorar el sistema inmunológico.

5. Beber cerveza. Se ha demostrado que la cerveza es una liberadora natural de la dopamina. Lo descubrieron en un estudio neurofarmacológico de la Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana. Su director, el profesor de Neurología David A. Kareken, comprobó que un solo trago de esta bebida aumenta la producción de este neurotransmisor. Esto se produce también con la cerveza sin alcohol, lo que ha provocada cierta alarma por la posibilidad de adicción a la cerveza sin. A la vez, hay un movimiento favorable a la cerveza como saludable, un ejemplo es el creciente Beer Yoga.


Patricia Peyró Jiménez . El País . 23 Dic 2015

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