domingo, 30 de noviembre de 2014

tabernas de la morería



Es este barrio uno de los más tradicionales de Lisboa. Su nombre se debe a que los moros fueron confinados, junto a los judíos, en esta zona junto al castillo después de su reconquista por D. Afonso Henriques. Parece que la tristeza que produjo esta derrota y confinamiento en sus canciones podría ser el origen del fado, que puede oírse en sus cantinas, en las que ahora se venera a la Virgen de Fátima. Dicen que fue la hija de una puta, la primera que lo cantó.
Como el Lavapiés de Madrid, pero de calles mucho más estrechas, aquí se reune lo más añejo y castizo con la inmigración, produciendo una curiosa amalgama de culturas. Chinos, indios, marroquíes y gente de las antiguas colonias se mezclan con viejos nostálgicos del Imperio, con sus cocos heridos por las guerras. Y también drogas, prostitución y artistillas, grafiteros y fotógrafos, y esa gente moderna a la que no le sobra el dinero, y hace de ello una bandera.

sábado, 29 de noviembre de 2014

unos cuantos galaos


En la chimenea de El Decadente, frente al mirador de San Pedro de Alcántara. En la Pastelaria Italiana, en Roma con Pedro V. En la cafetería Rato, donde desayuna Rita, en el Largo de Rato. Con Catarino en O Cosco, frente a Cultur Gest. Con Andrea en Carmar, en Martim Moniz. En un quiosco de Príncipe Real. Con Javier en el Lamprea, la taberna de Estevez. Y en el aeropuerto.

viernes, 28 de noviembre de 2014

las terrazas de martim moniz


El Largo de Martim Moniz está circunscrito por las casas viejas del dibujo, el Hotel Mundial, metido aquí a capón y con algún cohecho, y que tiene unas maravillosas vistas desde arriba, la Rua Palma y el centro comercial de la Morería, que limita con este barrio. Sus terrazas son lugar de descanso para la gente multirracial de la zona. No corresponden a ningún quiosco en concreto, sino que tú pides si quieres y donde quieres. Me pareció un buen lugar para dibujar a sus habitantes, con los que también tuve alguna conversa.

el ciprés de príncipe real

A pesar de que la pequeña burguesía intelectual haya invadido esta zona de Lisboa con sus tiendas diseñadas y desayune en los quioscos de su prado, existe allí una isla donde descansan melancólicas adolescentes enamoradas, chiquillos haciendo novillos, algún jubilado, filósofos de pueblo, mendigos tosiendo de ese mal tabaco que traen las colillas, algún camarero que se escapó y un viajero despistado. Es el ciprés legendario, que extiende sus ramas por el quiosco de metal convirtiéndolo en un templete natural, triste y acogedor, como una mamá pulpo. En silencio, esperando que un pájaro grandullón del otro lado del espejo oficie la misa.

jueves, 27 de noviembre de 2014

un dandi en lisboa


Entre aquellos dibujantes, seguidores y el fantasma de Morato, destacaba el señor Conejo, con su gorrito, su camisa floreada y su serpenteante nariz. Pero su mérito no estaba en el dandismo sino en su obsesión por manchar cuadernos de contabilidad y quizás también por su exquisita educación (su acento francés era dulce, sin la más mínima subida de tono).
En el descanso de la cena, sacó su pincel y lo llenó de figuras. Las camareras asombradas murmuraban parecidos. Alguien habló de Picasso con la esperanza de convertir el refrigerio en un sinpa, aquel peixe espada repetido en una broma del destino.

Dibujos de la presentación del libro colectivo "Diários de Viagem 2", recopilado y editado por Eduardo Salavisa, y la cena posterior.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

el coche de joâo catarino

Enloquecí por las calles de Lisboa en este BMW 1600 que se fabricó en los primeros años 70 o quizás a finales de los 60. Con ese precioso sonido, sus tres marcadores circulares, cuatro marchas y cenicero escondido en el salpicadero. Atómico vibrando con su motor buscando. Salvajes dibujando a lo Panter. Sus brillos cromados sobre el negro. La noche lisboeta, el túnel del tiempo.

martes, 25 de noviembre de 2014

lisboa es hermosa

Como puede verse en esta vista dibujada desde el mirador de San Pedro de Alcántara.

domingo, 23 de noviembre de 2014

sábado, 22 de noviembre de 2014

superhéroes y supervillanos en el siglo de oro




El descubrimiento del fotógrafo Sacha Goldberger de estos personajes en su infancia, dio a luz un deseo de volver a apropiarse de ellos, para llevarlos de vuelta con la forma del arte occidental moderno. Sacha quiere hacer frente a estos iconos de la cultura americana con pintores contemporáneos de la escuela flamenca. La colección muestra el uso de las técnicas del siglo XVII, contrapunto de luz y sombra, para ilustrar la nobleza y la fragilidad de los superpoderosos de todos los tiempos. También invita a celebrar a los héroes de nuestra infancia. Estos personajes se han convertido en iconos para revelar su humanidad: cansado de tener que salvar el mundo sin respiro, se comprometieron a un destino de inmortalidad sin fin, siempre atrapados en su carácter.

Los superhéroes suelen vivir sus vidas envueltas en el anonimato. Estos retratos les dan la oportunidad de satisfacer su narcisismo. Por la perturbación temporal que producen, estas imágenes nos permiten descubrir, bajo la pátina del tiempo, una melancolía inesperada de los que han de ser invencibles.