martes, 26 de agosto de 2014

el retratista nómada





Me estaba bebiendo una tostada alemana en La Buena Pinta, en el Mercado de San Fernando de Madrid, cuando saqué mi libreta de bolsillo y me puse a dibujar a los clientes. Al mirar a dos de ellos, me di cuenta de que nos miraban repetidamente (mirada al frente, mirada abajo) y que dibujaban en un cuaderno como yo hacía. Interesado me acerqué para ver sus dibujos. Resultaron ser Ale y Carlos, del barrio, amigos de la cerveza artesana y dibujantes cuadernistas.
Ellos fueron los que me hablaron de El retratista nómada, una especie de comunidad dedicada al retrato que quedaban los domingos. Ponían un asiento para cualquier voluntario que quisiera posar durante un tiempo determinado, quince minutos, y todos se ponían a dibujar.
Confieso que no soy amigo de las reuniones de dibujantes, pero aquí me tenéis, en la Plaza de los Carros, sentado sin moverme para que practiquen, pues los novatos hacen de modelos hasta que la gente se anime. Después se sentó más gente, pero yo me empezaba a aburrir y traté al menos intentar recordar algunas caras asociadas a sus nombres.

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