domingo, 1 de junio de 2014

el peruano






Tiene la piel tersa y morena. Los pómulos y la nariz angulosos. Parece que los huesos quisieran salir y de tanta tensión sus ojos se achinan. Las arrugas desaparecen. Cada vez se le ve con una mujer diferente. Ellas se hacen viejas y se arrugan. Pero el juego de sus huesos lo mantienen en el engaño y pican. Las vuelve locas con sus ojos brillantes. Y esa facilidad para mover la cabeza mientras ellas hablan, como muy acostumbrado a la verborrea.

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