miércoles, 22 de enero de 2014

pobre enferma ciega y mujer

Chumy Chúmez



La riqueza de una comunidad autónoma está relacionada con el número de casos de ceguera y discapacidad visual que sufren sus habitantes. A menor Producto Interior Bruto en una región, más personas hay con deficiencias visuales operables y otras que ya han quedado ciegas. Así lo indican los resultados del primer estudio a nivel nacional sobre la prevalencia de este tipo de problemas visuales y que desvela una brecha norte-sur en España. Los resultados son similares a los que ya arrojó el atlas de mortalidad de España, en el que también se registraba una brutal desigualdad entre regiones ricas y pobres en cuanto a muerte por cáncer, enfermedades cardiovasculares, diabetes y otras dolencias.
Otro patrón “consistente” que se ha observado es que la ceguera y los problemas visuales afectan más a mujeres que a hombres en España. “Desgraciadamente es habitual en todo el mundo que las mujeres padezcan mayores prevalencias de ceguera y discapacidad visual y curiosamente las diferencias de género se incrementan en países desarrollados”. “Nuestra hipótesis”, detalla “es que existe un sesgo de tratamiento, de que las tratan menos que a los hombres y de hecho hay bibliografía en España y en otros países desarrollados sobre este sesgo en otras patologías”.
El trabajo no ha podido analizar los niveles de renta individuales y la prevalencia de ceguera y discapacidades visuales. Lo más lógico es que las personas con dinero que tengan cataratas, por ejemplo, acudan a una clínica privada para operarse, argumenta el estudio. Y este comportamiento “crearía nuevas desigualdades relativas a la capacidad de pagar de cada individuo”, resalta el trabajo. Materia

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