lunes, 14 de enero de 2013

adiós quito










El mejor Club de la Comedia de Ecuador está en sus autobuses. Ayer disfrutamos de los monólogos dramatizados del cojito que arrollaron las llantas del carro de un millonario (todo el mundo me cierra sus puertas, espero que no me abran las del cementerio) y las del doctor naturista vendiendo purgas contra los gases (Correa está ideando un sistema para detectar pedos en los buses y en los espectáculos; una alarma avisará a la policía en cuando el primero se detecte. Miles de nalgas irán a prisión).


Todo esto pasó en el viaje a Latacunga, después de haber visitado la línea del Ecuador, lo que ellos llaman La Mitad del Mundo, junto a un espectáculo natural impresionante: valles suizos llenos de granjitas,  vacas y caballos, y al fondo grandes picos y volcanes. Vamos por la Panamericana, una autopista en el centro de la Avenida de los Volcanes. Y esta luz de la tarde nos lo hace aún más hermoso. Casi todos los espectadores/viajeros llevan un gorrito de ala estrecha al más puro estilo patriarca gitano. Las mujeres, de gala, llevan falda de terciopelo rojo, toquilla negra, medias blancas y zapatos de tacón.

Latacunga es muy bonito. El centro colonial tiene las calles con grandes adoquines que brillan con las luces de los carros. Hay restricciones de luz (de cuatro a seis) y las tiendas tienen velas. Las nubes se empiezan a poner rojas y las fotos ya no se queman tanto como con el sol de Quito. Nos hospedamos en el Parque Cajiao, en un mercado ambulante y gigante de frutas y comida. Las dependientas se sientan en el suelo con su gorrito y arropadas con una manta junto a las verduras. Aquí encontramos un cibercafé y mando los comentarios de días anteriores.



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