lunes, 15 de octubre de 2012

última tarde en veracruz


Hoy empezamos por el izamiento de la bandera en la Plaza de la Constitución, con la banda de la Marina, las aplicadas escolares y el batallón de la policía municipal. Cogemos el bus 3 hasta el Balneario Estatal de Mocambo, alberca con ducha, servicios y restaurante junto a la playa. Parece aún más grande, pues sólo hay una mujer con su niño. Tumbonas de ferrocemento, mesas y butacas de madera y sombrillas de palma... ¡esto es el Caribe, chava! La playa es de arena gris muy finita. Caminas y caminas hacia el interior del mar y nunca te cubre. La vista desde el mar es una fila interminable de palmeras y cholitos de palma. Las familias mexicanas se bañan vestidas. Comemos pulpo encebollado y filete de pescado con cerveza y agua de limón. Todo bastante rico. Estamos rodeados de pájaros, hay un carpintero de colores amarillos y cresta verde y cuervos con brillos azules o marrones de pico amarillo. Un chavo nos cuenta que a los árboles se les pinta un friso blanco para que no suban las hormigas.

Ya tarde, recogemos la ropa de la lavandería. Paseamos y nos refugiamos en el aire acondicionado del Gran Café del Portal. Las fotos de 1937 demuestran lo poco que ha cambiado. Reloj de caoba. Pedimos chocolate a la española, que es muy dulce y sabe más bien a cacao con otras desconocidas sustancias. En un banco del malecón, un pesado nos dice que es un gitano canario. Quiere cerveza, le doy el último buche. Hay más marimbas que clientes en la Plaza de la Constitución. Cantan una versión hermosa del más te quisiera más de amo yo con voces de primero y segundo, el xilófono, las maracas y el saxo. Los ventiladores giran con el cencerro. Hoy lunes, la plaza está matarile. Paseamos por el hotel. Paramos en la Plazuela de la Campana, en un hotel donde los parroquianos juegan al ajedrez en las mesas de la calle. Veracruz ya sólo es un recuerdo para nosotros.

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