martes, 2 de octubre de 2012

monte albán y adiós a oaxaca






Hoy visitamos Monte Albán, ciudad zapoteca abandonada en el siglo IX. La furgo trae también a una alemana, una pareja de israelitas y otra de Cuernavaca que vino de vacaciones a las playas de Oaxaca. Vemos lo que queda de la ciudad, la zona ceremonial, que fue usada, tras su abandono, por los mixtecas. Recorremos las tumbas y la Plataforma Norte, desde donde vemos toda la ciudad, templos escalonados sobre una alfombra verde. Plazas hundidas, templos, palacios y el juego de la pelota, pequeño, con forma de i mayúscula. Junto a los danzantes esculpidos en grandes estelas nos comemos unos bocatas de chorizo de cantimpalo de Bolaños, pues la gloria es efímera y la dicha breve.


Hay colas en los bancos. Nos sentamos en el Café Primavera, en los soportales del Zócalo, y nos pedimos unos expresos para no dormirnos. Esta plaza es lo mejor de Oaxaca, aquí está toda la vida de la ciudad: vendedores de globos, curritos de la Catedral, mexicanos ociosos, los músicos de las marimbas, policías, soldados... y los niños limpiabotas que ahora se arremolinan para verme dibujar los árboles del jardín. Hojean el cuaderno y me comentan que no conocen Guanajuato ni el DF, pero sí el castillo de Chapultepec, pues allí combatieron los niños héroes.

Recorremos el norte de la ciudad cuadriculada hasta la estación de buses. El barrio de Jalatla. Iglesias, casas bonitas, pisos de piedra, jardines, leones de purpurina. Nos comemos unos tacos con cerveza y luego dos tortillas y una enfrijolada. Pasamos la noche en la carretera. Vemos pueblos entre sueños y luego nada.




Planilla escolar de la vida de Benito Juárez

Planilla escolar de los niños héroes de Chapultepec


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