jueves, 24 de marzo de 2011

un café de arquitecto


Hoy le toca a la cafetería del Reina Sofía. Es un sitio pijo, agradable, con muy poca luz para dibujar y caro. Las mesas alargadas se usan como mesas de trabajo. Me siento en una donde un guiri da clases de francés a dos alumnos. Mientras dibujo aprendo. No va a ser tan caro.
El camarero echa la bronca a un cliente que ha enchufado su portátil a la red. El cliente pretende pagarle el gasto (calcula un euro y medio), pero el encargado le dice que se vaya a su casa a cargarlo. Cosa que no hace, está trabajando.
La rotación es tan frecuente que me resulta difícil terminar situaciones.
El café me cuesta un euro y medio, lo que la energía que consume una carga de batería.

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